Destacado

La Marea

La inscripción lapidaria, aquel epitafio promesa envejece en las grietas de mis piedras: “El poema eres tú” fue acaso mi última certeza.  Se...

La Marea


La inscripción lapidaria, aquel epitafio promesa envejece en las grietas de mis piedras: “El poema eres tú” fue acaso mi última certeza. 

Sedientas, las plantas de mi tierra crecen, colman las veredas, trepan sus raíces más allá de las paredes secas. Aún el petricor perfuma las praderas, aún el sol sonroja el rostro cada primavera; me brotan flores que solo la lluvia riega. 

Ha de bastarme la lluvia que todo alimenta. Ha de besarme el viento que todo se lleva. Han de sobrarme los pies en la tierra: que toda huella se borra en la arena…amor, ola de mar, siempre se va, siempre regresa.