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La Marea

La inscripción lapidaria, aquel epitafio promesa envejece en las grietas de mis piedras: “El poema eres tú” fue acaso mi última certeza.  Se...

Amnesia

Hoy no reconocí mis labios 
al tocarlos con un dedo
y me pregunté en silencio 
a qué saben los besos.
¿Qué miran aquellos que los ojos cierran?
¿Besarlo todo se puede?
¿A qué saben los que se besan?
¿Qué sangran los que se muerden?
¿Qué es lo que las lenguas gritan? 
¿Qué sienten los que se tocan?
¿A qué huelen los que se respiran
y cómo respiro sin todo eso?
Mas no importa;
realmente no recuerdo
a qué vida sabían mis besos
ni a qué muerte sabía el resto.


Preludio del olvido


No ansío nada que hayas tocado
Ni canción que hayas oído,
Tus caminos transitados
Ni en común los amigos;
Todo tú lo has profanado con hastío.

No quiero nada compartido 
Ni legados ni vestigios.
No más cenizas o faros encendidos
Ni destellos en mis ojos si te miro.
Adiós al brillo que irradiábamos,
Adiós a los disparos de tus labios
Y recuerdos en naufragio;
Todo tú lo has corrompido con agravio.

Es el preludio del olvido.
Es un presagio decidido;
Evadir las nostalgias
En silencios y sonidos,
Ansiar la indiferencia,
Borrar huellas y caminos,
Partir de la tierra donde nacimos
Y escribir en piedra que hoy emigro;
Advertir la paz cuando te has ido,
Amar la soledad de mi recinto,
Y despedirte en líneas que te escribo,
Pues todo tú lo has aspirado al abismo.

Desvaneces en la música de mis oídos,
Te diluyo en el tiempo y te bendigo
Sin luto ni lamento,
Sin apología del delito,
Reos ni litigios;
Si acaso somnoliento,
Como quien deja atrás un desierto casi infinito...
Hoy trasciendo,
En mi oasis respiro,
Y te dejo mi preludio del olvido.

El verso del amante

Un verso que apele a tus sentidos,
sugestivo, que degustes con la lengua;
tu audaz lengua que me besa 
y me nombra sin motivos...

Un verso al eco de tu voz distante;
el mejor de los sonidos
que me sigue a todas partes,
cual estruendo del tren
donde llegas a buscarme
más temprano que tarde...

Un verso que te palpe, amor, 
que sepa abrazarte,
que te muerda, que te sangre,
que te sane y que te marque;
en ese mismo orden
y en el mismo instante...

Un verso puro que te fumes
y perfume con su humo
tus domingos en la tarde.
Un verso con olor a vino 
y a libertades;
un verso que vuele y huela
a lo que huele el respiro 
de los buenos aires...

Un verso auto sustentable, 
un verso completo 
de ideas y de carne,
de intelecto y sentimiento;
de tu ciencia y mis humanidades...

Un verso sin memoria y sin culpables,
que brinde a tu salud
y no se canse de esperarte;
un verso de complicidad y lealtades,
un verso que te pague
con la misma mirada
en la que me atrapaste...

Un verso que te cante
todo el calor que me sembraste
y te calle la paz que me quitaste:

Un verso, amor, es lo único que puedo darte
hasta que vengas a colmarte y a saciarme;
a bastarme y sobrarme
antes de que vuelvas a marcharte.




Gajes del oficio

Te imagino con la calma
inquebrantable
con que miro la montaña
al final del paisaje...

"Te mando señales de humo como fiel apache",
te despido en el olvido nocturno
y en todo futuro te respiro como antes
con nuestros frutos, 
nuestra tierra de nadie, 
nuestras libertades 
y lunas menguantes.

Deliro con la ebriedad del amante
que más temprano que tarde 
advierte el paso errante del exilio. 
Te bebo sorbo a sorbo;
te destilo,
te deseo con la carne.
Te muerdo hasta sangrarte
y sin pudor, te transpiro.

Te fumo como a un vicio,
te escribo la verdad inpronunciable,
te conjugo en mi cama, 
en todos los arrabales,
en las iglesias sin ritos:
te prendo velas y te maldigo.

Que se escriba en los libros 
nuestro ardor y nuestro hastío;
las complejas bondades de este libre albedrío.
¡Que suene en las ciudades tu himno!
Que se proclame patrimonio protegido 
tu arte y tu colección de mis partes.
Que se estudie en laboratorios y universidades 
lo soberanamente jodido 
que es amarte esperándote aunque te llames mío.

Pasen todos, bienvenidos al único circo 
que se escribe con sangre, cariño,‎ 
orgasmos y cinismo.









Irreverencia

A esa poesía inaccessible, impenetrable
indirecta, indescifrable,
de eruditos intocables
con diccionarios delirantes
que ocultan historias y presumen imágenes,
que decoran la jaula del animal salvaje,
que desprecia el arrebato de las putas en los bares 
por pulcras estatuas de galerías de arte;
a esa poesía elitista de guantes de seda 
que no sabe masturbarse...
a esa poesía que tantos aplauden:
que le teme a la exposición y a ser vulnerable,
¡yo le llamo engreída, frígida y cobarde!