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La Marea

La inscripción lapidaria, aquel epitafio promesa envejece en las grietas de mis piedras: “El poema eres tú” fue acaso mi última certeza.  Se...

El verso del amante

Un verso que apele a tus sentidos,
sugestivo, que degustes con la lengua;
tu audaz lengua que me besa 
y me nombra sin motivos...

Un verso al eco de tu voz distante;
el mejor de los sonidos
que me sigue a todas partes,
cual estruendo del tren
donde llegas a buscarme
más temprano que tarde...

Un verso que te palpe, amor, 
que sepa abrazarte,
que te muerda, que te sangre,
que te sane y que te marque;
en ese mismo orden
y en el mismo instante...

Un verso puro que te fumes
y perfume con su humo
tus domingos en la tarde.
Un verso con olor a vino 
y a libertades;
un verso que vuele y huela
a lo que huele el respiro 
de los buenos aires...

Un verso auto sustentable, 
un verso completo 
de ideas y de carne,
de intelecto y sentimiento;
de tu ciencia y mis humanidades...

Un verso sin memoria y sin culpables,
que brinde a tu salud
y no se canse de esperarte;
un verso de complicidad y lealtades,
un verso que te pague
con la misma mirada
en la que me atrapaste...

Un verso que te cante
todo el calor que me sembraste
y te calle la paz que me quitaste:

Un verso, amor, es lo único que puedo darte
hasta que vengas a colmarte y a saciarme;
a bastarme y sobrarme
antes de que vuelvas a marcharte.




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