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La Marea

La inscripción lapidaria, aquel epitafio promesa envejece en las grietas de mis piedras: “El poema eres tú” fue acaso mi última certeza.  Se...

Locos













-¿Poesía?- Él gritó.
-¿Cómo vas a traer un libro de poesía a esta rebelión?-
Le reprochó con desprecio el mismo autor que otrora le declamó.

-¿Qué se supone que deba traer?- Reclamó la mujer.

-¡El Anticristo de Nietzche o un himno anti-religión!
¡Lucha por la patria y olvídate de los sentimientos!-

-¡No luchas por amor al país: es por odio al gobierno!-

-¡Con sangre se pasa de la palabra a la acción y no me arrepiento! ¡Te vienes conmigo: tú me llevaste a esto!

Todos presenciaron el forcejeo de aquellos dos.
Él la arrastró por los brazos; ella no lo siguió. 
Todo había terminado entre los más grandes aliados
Y, sin embargo, nadie lloró.
Él fue el soldado que abandonó las letras;
Ella ya tuvo suficientes guerras 
Y a él también sobrevivió.

Carlos se fue gritando consignas contra la llamada revolución.
Eva enrolló un poema, se lo fumó y más nunca lo vio.
Ella abrió el libro y entró al manicomio del amor;
Él por odio se abrió el camino que va al panteón.
Valió la pena, segun ellos, triunfaron los dos.
Así cuenta el poema que en su epitafio de héroe escribió. 

Compañeros de prision

Clavó sus ojos en accidental belleza,
Apostó sus pocas monedas y se le acercó,
Se conformó con ojos apenas de herencia,
Con sombra, agua y galletas le hidrató.

Compartían la misma bandera que ninguno escogió;
Un mismo propósito los unió y los encarceló.
Quizá fue el sacrificio y la impaciencia
O por tantos ritos no decifró
Las raras piezas de la criatura en cuestión:
Un símbolo de atea,
Un libro de poemas
Y una estrella de rock:
Ajena combinación.

Aliviaron el dolor de sus piernas
Pero murió la conversación.
Ella escribía donde pudiera,
Él se perdía en una canción.
Compartieron una condena entera,
No se tocan ni se besan;
Ella en su nube, él en su tierra,
Pero en el sol de la frontera
Y en el frío de la prisión
Cada sorbo de agua compartida 
Les supo a amor, les supo a amor.
Un amor que sólo entendían ellos dos.

Simplemente

"Cuando vuelvas, volverán a la vida las palabras"
J.L. Perales


Viniste, amor, y por una noche fuimos lo posible.

Dividiste en dos lo palpable y lo sublime,
El sentimiento y la carne,
La risa y el debate,
Mi caos y mi orden,
Mi paz y mi desastre;
Simplemente, me encontraste.
Pareciera que guardaste
Todo lo que me escondiste
A cambio de tu parte:
Mi irreverencia susceptible,
Mis excesos y mi hambre.
Viniste, amor, y por una noche fuimos lo posible.
Leíste la historia sin saber que la escribes
Colmada de palabras impronunciables;
Una montaña rusa única, increíble,
Toda tuya, irrepetible.‎
Viniste, amor, y somos posibles:
Simplemente, existes.





In crescendo







Entre hormonas y alcohol en sangre
Me habitas y te contengo,
Entre el frío de mis huesos y el calor de mi pecho
Me abrazo a tus ausencias y te espero.
Ah, lo escribo y casi me detesto.
¿Dónde estás, agua de mis inviernos?
Me urge sembrarte en mi cuerpo.
Te guardo el ingenio de mi lengua, 
Entre mis piernas te aprieto,
Sólo a tus manos buscan mis pechos.
¡Ay de ti cuando mis dedos te toquen!
¡Ay de mí todo el día, toda la noche!
Ahogados en un riachuelo,
Revivir y prendernos en fuego.
Tállame en tu madera, 
Toma la curva de mis caderas
Tuya, a pedazos, íntegra, entera, 
Sedienta, tierna, violenta, ¡satisfecha!
Antes de que estés despierto voy a vaciarte completo
Cual prometido, abundante, espeso,
Merecido, torrencial, engullido y devuelto: ¡Obsceno!
¿Puedes sentir el movimiento?
¿Tú sabes cómo me muerdo cuando te pienso? 
¿Cómo me ardes por fuera y por dentro?
¿Sabes que voy a cobrarte todo, todo lo que me has hecho?
¿Sabes que voy a darte todo lo que no me han hecho? 
¿Que voy a devorarte como animal en celo
Y aunque seas bestia salvaje, no te tengo miedo?
Ven, te reto,
Vayamos a duelo:
Mátame‎ adentro,
Mar adentro,
Más adentro,
¡Adentro!
¡Adentro!



Presentimiento

Lo presentí un día...
Que nos desgarraríamos a versos,
Mas no sabía 
Si trasgrederías poemas buscando cuerpo.
Te ausentaste el día en que hablé de poesía 
Y te atreviste a declamar en tu regreso;
Te miento si te digo que te espero
Pero si vienes, ¡cómo te escribiría!
Yo te daría la estridencia de mi silencio,
Te habitaría de cerca y de lejos:
Yo te retaría por fuera y por dentro
En la muerte y la vida que leemos
Y tú, tú me querrías por un día 
Y yo te odiaría por nacer en otro tiempo.

Código de ética

Nunca un poeta me oirá decirle te quiero...
Los dedos que me escriban no tocarán mi deseo;
No trasgredo versos con un vulgar cuerpo.
Si acaso llegáramos a querernos,
Levantaremos escribiendo juntos mil templos
Que no profanaré con la tinta del sexo.

Descarto el amor de los poetas porque ya lo tuve
Y supe que mis pasos necesitan más tierra que nubes.
La poesía no es la única llama que me prende en fuego:
Yo soy más que un montón de versos sueltos.

Dos en el metro

Ella reposaba sin descanso a mi lado en el metro,
Lloraba de rabia con la nariz mojada y los ojos secos.
Yo imaginaba los versos agrios entre sus sesos,
El peso de sus cargas,
El dolor de sus huesos,
El hueco en la mirada
Que no hallaba consuelo.
Respirábamos el mismo aire sucio lleno de malas palabras.
Sólo yo escuchaba los sollozos que la muchedumbre ignoraba.
Rechazó mis intentos y se cubrió la cara a destiempo...
Nunca sabrá que lloramos dos en el metro.


Tu nombre













No sabes lo que se siente ver tu nombre
Escaso pero suficiente
Tan efímero y permanente 
¡Tan fugaz, tan indeleble!
Tu nombre me da de beber
Lo que más me causa sed.

Tu nombre es el signo de exclamación de mis letras...
Acaricio tu nombre por todo lo que anuncia en mi puerta;
Es el bálsamo de mi piel y le unto sin reservas.
Es el viento que me despeina y todo se lo lleva,
Tu nombre refresca en mis ojos los matices
Y aunque quiera, 
No dejo de escribirle. 

Tu nombre es la tinta de mis dedos y en mí te plasmo,
Lo respeto y lo atesoro como a un cuadro,
Lo contemplo como a un pájaro 
antes de irse volando...
Tu nombre es la segunda sonrisa y el segundo beso de mis labios,
Le da alas a mis viajes y a mis rumbos 
aunque no me pronuncies a diario...

Me ha dicho que existo en ti y estoy a un toque de tus manos
De sentirme absurdamente enamorado.
Ya ves, 
Tu nombre es tan peligroso, 
que lo callo.



A Paola

Me han dicho que te has roto como una tacita de cristal, 
Que a pesar de tantos gritos tienes tanto que callar,
Que compartimos un par de cicatrices que hoy no te voy a contar,
He visto mi juventud retratada en tu locura y recuerdo que ya no está.
Se han colado por tus grietas rayitos de luz y tinieblas
Y no puedo reunir todas tus piezas,
Pero con más pasos en la tierra,
Quiero decirte que todo va a pasar,
Y cuando quiero llenarte de espejos
Para que veas todo lo que puedes irradiar,
Me pregunto si también ignoro cuánto puedo brillar
Porque sonrío cada vez que me miro en tu tacita de cristal.





Votos

"No sé si lo tienes todo o acaso lo quiero todo contigo"

Manchado de los besos con que te pienso,

Impregnado del deseo con que te siento,
Me dispongo a la farsa de vivir sin tu cuerpo:
Perderme en el mundo en que contigo me encuentro.

Me quedaré ciego hasta verte de nuevo,
Seré sordo hasta volver a escucharte,
Conservaré las palabras que pronunciaste,
Apagaré en hogueras todos los fuegos
Y no sentiré a más nadie hasta palparte,
Pues soy y he sido tuyo aunque estés distante.



Sutil

Te voy a acariciar sólo con la punta de mis dedos,
Te voy a escuchar para romper tu silencio,
Y voy a contemplarte para poblar mi desierto;
Envolver la ilusión y el encanto en un puñado de versos...
Pero siénteme desde lejos, aunque en todas partes:
Nadie, nadie podrá salvarte si te beso. 



Prefiero tu voz

Prefiero tu voz para leer poesía;
Aunque mía, a ti te suena mejor.
Tu acento dice lo que siento
Con más belleza y gallardía.

Tu voz ya no evoca la pena...

Aunque sea sólo un resplandor,
Prefiero tu noche a mi luna llena. 

Tu voz es el himno de mi amor.
Es la bandera de mi guerra y mi dolor,
Es el legado de los poemas y del perdón.
Tu voz en todos mis planetas
Aunque me siembre en la tierra,
Tu voz de hombre y poeta me eleva,
¡Tu voz que toda me llena!
¡Que toda me calma 
Aunque en todas las llamas me encienda!
Tu voz que cierra mis ojos...
Y me besa.



Anatomía breve

La imposibilidad del amor me arde en la mano derecha.
Me acaricio y seco mis lágrimas con la izquierda.
Debo bastarme:
Aceptarme y enjugarme como si fuera ambidiestra.
Voy a cerrar el puño para que ya no me duelas...
Voy a encender la luz mientras te cierro la puerta.


Gritos

Bésame
Despiértame desde el centro de mis piernas
Sin permiso
Ábreme todas las puertas
Entra
Acaba conmigo
Incéndiame con tu lengua
¡Tuya es toda la Tierra!
Hazme gemirte la noche entera
Cállame a mordiscos 
No más poemas
Quiero gritos




Comunicado

Quiero que todos sepan que ya no te escribo,
Que nadie piense que mis poemas son tuyos,
Que apenas un adiós tienta el último motivo, 
Que los daños se llevaron el arte con tu orgullo.
Es el quinto verso y ni una rima quiero darte.
Quiero que todos sepan que ya no te escribo:
Que prefiero borrarte antes de perpetuarte.

Tu propio templo ya profanaste:

Que todos sepan que me estafaste.
Que ni en la cárcel yo había visto
Ladrón que roba madre de su hijo
Pasar por santo siendo miserable.
Basta ya la coartada de mi carácter, 
No te exhibas víctima siendo culpable;
Si tan valiente fuiste para engañarme,
Dile a todos cómo nos deshonraste,
Y que conste cuánto quise perdonarte
Mas no lo intentaste ni un poco.
Si mueres mañana yo no te lloro.

Pospuesto

Tiene que haber un poema 
Para mandar a la gente a la mierda,
Y si no existe, lo voy a escribir yo.
Al parecer no será hoy;
Si vas a quedarte, mejor me voy.