A esa poesía inaccessible, impenetrable
indirecta, indescifrable,
de eruditos intocables
con diccionarios delirantes
que ocultan historias y presumen imágenes,
que decoran la jaula del animal salvaje,
que desprecia el arrebato de las putas en los bares
por pulcras estatuas de galerías de arte;
a esa poesía elitista de guantes de seda
que no sabe masturbarse...
a esa poesía que tantos aplauden:
que le teme a la exposición y a ser vulnerable,
¡yo le llamo engreída, frígida y cobarde!
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