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La Marea

La inscripción lapidaria, aquel epitafio promesa envejece en las grietas de mis piedras: “El poema eres tú” fue acaso mi última certeza.  Se...

El llamado de los peces


















Hoy vi tu rostro de ojos cerrados en una pecera de cristal;
El mismo rostro de ojos cerrados que cantaban quería llorar.
Sentí terror de lo que miras en la oscuridad,
De las palabras que aún no sabes pronunciar,
De los oídos que no te oyen gritar.
Sentí el dolor de tu ternura, de tu posible soledad;
La brevedad del abrazo que no quieres terminar.
¡Quiero llevarte al mar a mirar los peces en libertad!
Hoy te quise mía y me quise tu guardián;
Prohibirle al mundo que se llore a tu edad.
Oye el llamado de los peces:
En libertad también se puede amar.


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