Me voy de la tierra donde nací. Los mismos ojos con que te vi, llenos de risa y llanto, más nunca te encontraron por aquí.
Desde hoy, extraño un lugar que ya no existe y no admito estar triste; soy extranjero desde que te fuiste de mí.
Así, con el eco de tu canto, me marcho a diario con la isla a cuestas y el mar entre los párpados. Reparando sueños que rompiste, me voy de las tierras grises donde naciste en abril. Debo pagar el precio más alto por ser libre y por no verte morir.