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La Marea

La inscripción lapidaria, aquel epitafio promesa envejece en las grietas de mis piedras: “El poema eres tú” fue acaso mi última certeza.  Se...

Matar la esperanza

Matar la esperanza a rocas, 
Con puñales,
Con cualquier cosa.
Matarle,
No dormirle:
Abolirle
Y dejar de escribirte.
Acaso recordarte
Como a los cobardes:
Disparaste,
Huíste,
Fallaste.

Huir de sonidos,
No pensarte,
Saberte vivo
E ignorarte.
Olvidar que te quise,
Que estoy a tu alcance;
Matar la esperanza de tu regreso
¡Qué triste no esperarte!
Barrer todo tu imperio
Tu encanto y tu arte;
Todo esto que pude darte
Y no quise confesarte:
Tus llamas en mi fuego
 Y el verbo interminable.
Hoy abandono los besos
Que jamás podré darte...
Deseos a rabiar insaciables.

Saberte lejos ahora,
Dejar de ser tonta
Y sacarte de mí.
No llorarte, amor,
Porque nunca me llamaste así 
A pesar de tus te quieros
En el año que te di.
Qué desilusión
Borrar la esperanza
De todo cuanto sentí.

Matar la esperanza en defensa propia;
Cayó otra noche hallándome sola,
No queda nada para perpetuarte,
No iré por ti ni vendrás a buscarme‎
Y aunque pudimos ser grandes,
Claudicaste.
Hoy abandono los besos
Que jamás podré darte...
Deseos a rabiar insaciables.

‎Descartar lo posible,
No soñar un mañana,
No redimirte.
Despedirme,
Irme ‎como dejé de creerte:
Inevitablemente.
Matar la esperanza
Abruptamente.
No fui suficiente.
Aun queriendo sacudirte
Y pedirte razones,
Matar la esperanza 
Y los sinsabores.
Sobrevivirte
Y algún día sonreírte
Aunque nunca te perdone.



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