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La Marea

La inscripción lapidaria, aquel epitafio promesa envejece en las grietas de mis piedras: “El poema eres tú” fue acaso mi última certeza.  Se...

Remitentes

¿Y si nos escribimos tú y yo,
sólo para descansar de los destinatarios ciegos?
¿Y si nos leemos tú y yo, 
sólo para revivir las lenguas muertas?
¿Si nos recitamos a cuestas del te amo que no llega ‎
para vivir en nuestros versos?
Y si tú me besas y yo te beso,
¿cómo se llamaría el poema?

Y si yo te quiero y tú me anhelas,
¿de qué tamaño sería la espera?
Sin respuestas a la mano
ni promesas en vano,
¿y si antes de llorarnos 
nos escribimos a diario
un amor que nos merezca?‎


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