Crujen gemidos vencidos en las entrañas ciegas
Crujen sin testigos las grietas de la tierra
Una a una se quiebran las ramas secas
Una a una se quiebran las ramas secas
Huyen despavoridos los lobos y las hienas
Aullido agudo y niebla siniestra
Aullido agudo y niebla siniestra
Anuncian la hora del sacrificio en la aldea
Cierran las puertas a la roja luna llena
Solo los cuervos acechan
Arde tu luz desafiando tinieblas
Los manuscritos se incendian
Se calcinan las criaturas bajo tus huellas
Se baten a muerte el amor y la soberbia
Clavada la daga entre ceja y ceja
Te derramas por mis venas abiertas
Se han ahogado ensangrentadas las letras...
Es la hora que no anuncian las campanas de la iglesia:
Es la hora de matarte en el último poema
He de enterrarte
Nadie te reza
Habla, alma en pena,
¿Cómo te pudro bajo las piedras?
Nadie te reza
Habla, alma en pena,
¿Cómo te pudro bajo las piedras?
Di, mala hierba,
¿Cuántas vidas te quedan?
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