Tus ojos me sonríen, se me clavan y me asustan,
Me hacen preguntas que no puedo contestar.
Tu prisa me tropieza, me presiona y me juzga,
Me instiga a que te alumbre cuando soy oscuridad.
Con las mismas manos con que me has acariciado
Me has señalado de no querer vivir;
Con las mías yo aplaudo el trayecto de mis pasos
Y el poder sobrevivir.
Más yo no te vengo a hablar de mí;
Lo que has visto te ha apagado
Y no sé qué te hace insitir.
Hoy me has forzado a besarte
Cuando apenas te empezaba a sentir.
Y no hay idioma al explicarte
Que no soy así,
Que la inmediatez no es un arte y la poesía, sí.
Y somos tan distintos
Que mis sentimientos son prejuicios para ti,
Que estando en el mismo sitio:
Del recuerdo de esta noche,
Tú guardarás el reproche de mi partida injusta
Sin apreciar que tus ojos me sonríen, se me clavan y me asustan.
Tras el paso de las lunas
Buscarás otras piernas
Mientras escribo poemas.
Qué pena.
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