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La Marea

La inscripción lapidaria, aquel epitafio promesa envejece en las grietas de mis piedras: “El poema eres tú” fue acaso mi última certeza.  Se...

Transeúnte de Argentina

En la clase de hoy, otro viajero enamorado de Argentina trataba en vano de verbalizar lo que sus ojos clamaban sobre un lugar llamado Perito Moreno. Aunque común en las experiencias compartidas en clase de inglés, aquella historia del destino jamás nombrado en el recinto era diferente. Atraparía a su más atenta oyente, como quien se reconoce a sí mismo en quien ha vivido y perdido todo en un solo lugar o un mismo recuerdo. Vencido por la emoción y la barrera del idioma, terminó la lección del presente perfecto, irónicamente. Se fue Don Gustavo Gómez, atribulado, sin revelar qué tiene esa tierra que deja a todos con asuntos no resueltos y no les deja volver por completo. ¿Qué sucedió, pasados los años, aún cegado por el resplandor del glaciar congelado en su tiempo? El transeúnte de Argentina le hizo parecer maldita, irremediable... definitiva. Ella perdería la calma nocturna deseando darle años de su juventud para volver, si definitivamente sería una vida mejor que la que podía tener enseñando el presente perfecto en inglés. Quizá sólo quería escribir su historia mientras reunía valor para escribir la propia, evadiendo su maldición argentina. En todo caso, habría de averiguarlo la próxima clase, inevitablemente. 



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